08 Ene El TOC en la tercera edad
Aproximadamente, el 3% de la población padece el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Se trata de un tipo de ansiedad que hace que las personas sufran de patrones crónicos de pensamientos no deseados que no pueden ser suprimidos y que los obligan a tener ciertas conductas o rituales para reducir los sentimientos de ansiedad o evitar un daño.
Cuando las personas que lo sufren se hacen mayores, este tipo de obsesiones se puede agudizar, por lo que es aconsejable consultar con un especialista para ayudar tanto al enfermo como a las personas que están a su alrededor a afrontar el trastorno.
El TOC altera la vida diaria
El principal problema del TOC es que llega a provocar una gran alteración en las vidas de aquellas personas que lo sufren. Los patrones de comportamiento repetitivos no tienen sentido, lo les puede llevar al aislamiento social, minando su autoestima y produciendo más angustia. Teniendo en cuenta que ambas circunstancias se producen ya de por si a medida que avanzan los años, es importante estar especialmente atento.
Entre los comportamientos compulsivos más comunes entre personas mayores que padecen este trastorno se encuentran el miedo a contraer enfermedades, los rituales de verificación (ver si la luz está apagada, la puerta cerrada, todo en su sitio…), así como la necesidad de una limpieza exagerada. Si no cumplen con estos patrones, son propensos a pensar que han cometido alguna falta grave, lo que agrava su ansiedad.
La sensación de abandono, las desavenencias familiares, la muerte de un ser querido, el estrés o la aparición de una enfermedad son factores que pueden incrementar los comportamientos cíclicos.
Generalmente, las personas mayores que sufren de TOC y acuden al especialista reciben una combinación de tratamiento farmacológico y conductual (terapia). El objetivo es disminuir la valoración negativa de los pensamientos obsesivos e incrementar la conciencia sobre los elementos que le provocan el problema y facilitando estrategias para disminuir el estrés.
Consejos para familiares y acompañantes
En cuanto a la personas que conviven con la persona que padece el trastorno, es importante seguir estos son algunos consejos:
>Procurar en la medida de lo posible no favorecer sus comportamientos repetitivos. Una buena opción es distraerles en el momento en el que lo inician sin recriminar.
>Mantener una rutina en el hogar, que aunque no sea totalmente rígida, si que le ofrezca seguridad en el día a día.
>Incluir a la persona en la toma de decisiones familiar, de tal forma que no se sienta abandonado ni apartado por su patología.
>En la medida de lo posible, disminuir la carga de estrés familiar y hacer del hogar un espacio donde se busquen momentos de relajación y silencio.
>Tener mucha paciencia y hablar con la persona desde la tranquilidad acerca de sus obsesiones y cómo pueden entre todos contribuir a aminorarlas.
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